JULIO SCHIAPPA PIETRA-EDITOR

29/9/08

EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC QUEDA CHICO FRENTE AL DE WALL STREET
Estupor, miedo y furia es lo que sienten los norteamericanos en medio del hundimiento de su sistema financiero. No nos alegra, su efecto minarà la confianza del mundo hacia los mercados y desatarà una ola anticapitalista y autoritaria, cuando los impactos econòmicos impacten en las naciones pobres. Y al Perù la catarata de consecuencias lo golpearà en su sector exportador agro industrial y de minerales, en el turismo, la industria textil, financiero, entre otros.
En el centro del debate están los límites que debe tener el poder del estado y el poder de los ciudadanos frente al gobierno y el poder econòmico, mejor dicho frente a los especuladores que operan con tìtulos valor sin ningún miramiento y los agentes estatales que se lo permiten.
El efecto de esta crisis en plena campaña electoral-el 4 de noviembre se elige nuevo Presidente-ha sido una bomba atómica en el campo polìtico. Los propios congresistas americanos han votado contra el plan de salvamento presentado por George W. Bush, el costo electoral es demasiado alto para comerse la rueda de molino de 7oo mil millones de dòlares. En noviembre tambien se renueva la mitad de la Cámara de Representantes y el voto por el Plan Bush es igual a una autoguillotina ante los electores. Entre no hacer nada, el suicidio y el patriotismo, los congresistas- con gran sentido otoronguil-han optado por no matarse. Primero está la propia vida y despuès la bolsa de la naciòn...y de millones de contribuyentes.
El capitalismo sufrirà grandes transformaciones , según todos los economistas. No puede seguir siendo un sistema que no da seguridad jurìdica a sus ciudadanos en sus derechos económicos y en la propiedad de sus viviendas. No puede ser un sistema que recicla a los especuladores y bribones cada cierto tiempo, para volver a lo mismo poco despùes. Su legitimidad mundial ha quedado seriamente cuestionada con la presente crìsis, que puede llevar a un cambio de la correlaciòn de fuerzas internacional favoreciendo el ascenso de China e India, la recomposiciòn de una Rusia capitalista, autoritaria e imperial en la pròxima década.
Como despues de 1930, el péndulo debe oscilar a un nuevo contrato social que regule el funcionamiento del mercado para proteger el interès de la gente. Un nuevo rol del estado debe definir la frontera del interès pùblico y privado, tal como Teodoro Rossevel lo hizo para superar la catastrofe de Wall Street y sus secuelas entre los años 29 al 3 del siglo pasado.
Como dijo el Presidente de Francia, don Nicolás Sarkosy"estamos a dos dedos de la catástrofe. Los responsables deben ser sancionados por lo menos financieramente"
A propòsito ¿Quien me devolverá el 23% de mis fondos timbeados en Wall Street y perdidos por mi AFP?
JULIO SCHIAPPA PIETRA
EDITOR
Nota:Ofrecemos a continuaciòn un nuevo dossier de materiales sobre la crisis financiera, incluìdo el Plan de Rescate propuesto por el gobierno de Bush al Congreso

Un gigantesco naufragio político
LLUÍS BASSETS 29/09/2008 -Diario El Pais-España
Es imposible un mayor naufragio político. En manos de sus propios partidarios, esos congresistas republicanos que han reventado la votación del plan de rescate de las finanzas arruinadas. George W. Bush ha intervenido públicamente en tres ocasiones en apenas una semana para apoyar la aprobación del plan de su secretario del Tesoro Henry Paulson. Nadie le ha hecho caso, ni siquiera en su partido. Su apelación al miedo, invocado en términos sombríos, amenazantes, de nada ha servido. Este nuevo fracaso que se añade a la lista inacabable de esta presidencia desenfrenada viene a lastrar, además, al candidato republicano hasta un punto difícil de calibrar.
Borrador del Plan de Rescate (INGLÉS)
DOCUMENTO (PDF - 188,22Kb) - 29-09-2008

John McCain anunció la suspensión de su campaña electoral para dedicarse a salvar la economía de su país. Rubricó junto a Obama el plan de salvación que ahora la Cámara de Representantes acaba de rechazar(deeb pasar el Senado y un segundo intento de votaciòn en la Cámara de Representantes el Jueves de esta semna. Participó en el primer debate televisivo con el candidato demócrata sin apenas entrar en detalles sobre las dificultades del plan de salvación. Y regresó a la campaña sin darse cuenta de la desautorización que empezaba a tejerse en Washington para hacer saltar esa aportación de 700.000 millones de dólares al sistema financiero quebrado.
Obama sólo sale un poco mejor parado que McCain, pero también su imagen sufre de la división con que los demócratas han abordado el plan: unos lo han destruido porque no quieren un Gobierno intervencionista y en el lado opuesto los otros lo han boicoteado porque consideran injusto que el Gobierno salve a quienes han abusado de la confianza pública. Aun en distintos grado, el resultado de esta votación es penoso para ambos candidatos. Demuestra que la crisis de liderazgo de la que Bush es el máximo exponente también les afecta a ellos. Es una auténtica crisis americana.
Pero cuidado, esta jornada negra no ha sido precisamente plácida para los europeos. El temporal ya pega en nuestras costas y está llevándose por delante un banco aquí, otro allá, y otro más acá. Algunos se persignan. Otros sonríen con suficiencia: "yo ya lo decía". Otros más lo observan con estoica paciencia: ¿a qué viene ahora extrañarse sobre la honda verdad de las historias bíblicas?. Las vacas flacas llegan a Europa porque antes llegaron las gordas y anduvieron paciendo una eternidad en nuestros prados hasta engañarnos a todos. Creíamos que se habían instalado con nosotros para siempre y eran las mismas que poblaron el sueño de José.
Antes de empezar con los lamentos, sin embargo, hay que seguir mirando a la otra orilla del Atlántico, donde Wall Street se desploma al hilo de la falta de líderes políticos y de la indisciplina política. Todo está a la deriva cuando los barcos naufragan, empezando por esa campaña electoral errática que encara la recta final de la forma más accidentada posible.
Crisis financiera mundial
Las cinco claves de la Operación Rescate

Pugna en Washington por la cuantía y el destino del plan de salvamento financiero
SANDRO POZZI - Nueva York - 28/09/2008 Wall Street Journal
Las arterias del sector financiero están atoradas y a punto de colapsar el conjunto de la economía. Por eso, desde Wall Street se clama a la élite política en Washington para que no se atasque en debates ideológicos y encuentre una solución urgente a sus diferencias sobre el plan de rescate diseñado por la Administración que preside George Bush. Wall Street quiere que empiece a fluir el capital. La negociación entre demócratas y republicanos, a contrareloj, se centra en la cuantía del plan de rescate, su destino final (el sector financiero o el conjunto de los ciudadanos), su coste para los contribuyentes y los mecanismos de control para evitar desmanes.
· Wachovia busca una vía de escape
Los demócratas quieren cambiar las hipotecas con riesgo de desahucio
Los republicanos rechazan dar un cheque en blanco a los bancos
La intención, aparentemente compartida, es llegar a algún tipo de acuerdo antes de que abran los mercados asiáticos y votar mañana antes de la celebración del año nuevo judío. Pero la lucha no estará terminada hasta que sea enviado al Despacho Oval y rubricado por el comandante en jefe, porque desde el ala conservadora se quiere reducir al máximo la intervención con dinero público.
El texto original del plan ha ido creciendo de forma exponencial en la última semana, de las tres páginas iniciales a más de un centenar. En el parqué lo ven ya como una gran salchicha: nadie quiere saber cómo se hace, si al final le gusta a todos. Y es al consensuar los detalles, línea a línea, donde se encuentran la dificultad de una negociación que rota sobre cinco pilares:
- Montante: el Tesoro, con el respaldo de la Reserva Federal, pide autorización para poder movilizar hasta 700.000 millones de dólares (479.000 millones de euros) para comprar a los bancos activos contaminados por las hipotecas basura, y tenerlos fuera de sus balances hasta que vuelva la normalidad al mercado.
Los demócratas propusieron concederlos de forma gradual, poniendo 250.000 millones a disposición inmediata del Tesoro, y dejando otros 100.000 millones listos para movilizar si los solicita la Casa Blanca. Los 350.000 millones restantes estarían sujetos a una autorización posterior en mayo.
Los republicanos no quieren dar un cheque en blanco para pagar los abusos de los banqueros. Para proteger al contribuyente propusieron un programa para asegurar la hipotecas tóxicas que están mermando los balances y dar incentivos fiscales a las empresas para sanear la economía. Las negociaciones de última hora apuntaban a que la idea de asegurar los activos tocados podría ser aceptada como una opción alternativa. A esa opción podrían acudir los bancos que lo desearan.
- Compensación a ejecutivos: existe un acuedo, aceptado por el Tesoro, para limitar los sueldos y compensaciones de los ejecutivos de entidades que participen en el plan. La dificultad está en establecer a partir de que momento se aplica esta medida, que estaría basado sobre la noción del "riesgo excesivo" que asumieron a la hora de gestionar las inversiones.
- Retornos: los legisladores están de acuerdo en que si se moviliza dinero público, el contribuyente debe tener algún tipo de retorno si los bancos participantes obtienen beneficios fruto del rescate. Para ello está sobre la mesa la idea de que el Tesoro tenga una participación en el capital de las entidades que acudan en su ayuda y que ese dinero vaya a reducir la deuda.
- Ayuda a propietarios: los demócratas quieren que el plan de rescate no mire solo al sector financiero, al que señalan como responsable de esta crisis. Y proponen incluir medidas para dar un balón de oxígeno a los propietarios que se están topando con dificultades para preservar sus viviendas. Para ello se quiere introducir una modificación en la legislación para que se puedan cambiar los términos de las hipotecas con riesgo de desahucio. Además buscan que parte de los beneficios generados por el plan nutran un fondo para promover viviendas a un precio asequible, una iniciativa que irrita a los republicanos.
- Supervisión: el plan original otorgaba al secretario del Tesoro, Henry Paulson, poderes sin precedentes para manejar esa suma masiva de dinero público. Pero en las dos alas del Capitolio quieren estar seguros de que el dinero del contribuyente se usará de la forma adecuada y que el plan funcionará. Para darle transparencia se quieren crear dos comités de supervisión independientes, que pueda intervenir en el proceso en caso de que no se consigan los objetivos.
El presidente Bush se mostró ayer confiado en que habrá un acuerdo "pronto" y aseguró que el dinero empezará a recuperarse conforme el mercado vuelva a la normalidad. Todo indica que el corazón de las demandas del Tesoro serán tenidas en cuenta en el diseño del plan por parte del legislativo. Y si se acomodan las peticiones republicanas, se crearía un sistema híbrido que permitiría reducir el desembolso con fondos públicos.
"Esperamos poder anunciar mañana algún tipo de acuerdo de principio", dijo ayer el demócrata Harry Reid, que reconoció que el Congreso no puede permitirse más tiempo enfrascado en la negociación. El republicano Judd Gregg aseguró, por su parte, que se están haciendo progresos "significativos" a la hora de limar las asperezas de la propuesta en la decena de puntos abiertos.
Pero el trabajo no concluye con el documento, y el éxito o coste final del plan dependerá de cómo el Departamento del Tesoro lo ejecute. En caso de que se autorice la compra de activos tóxicos, la clave estará en el precio que se ponga a ese crédito contaminado del que quieren desprenderse los bancos y si verdaderamente se podrá recuperar parte de la inversión del Tío Sam.
No son pocos los analistas que dudan de su efectividad, porque advierten de que es muy difícil colocar esos activos sin liquidez en el mercado si no se determina bien su valor. Otros críticos opinan que ni la Administración Bush ni el Congreso están atajando el verdadero problema de la crisis actual, que está en la pérdida de valor de la vivienda y por eso la acción debe dirigirse a los hogares.
También hay frustración en la calle. Quizá por ello, en un intento por rebajar el escepticismo generalizado, el presidente George Bush, en su mensaje radiofónico semanal a la nación, dijo que este "esfuerzo" no está dirigido sólo a Wall Street, si no "a la calle".